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26
Enero

Relaciones sociales, éxito en la caza y buena salud, fuente de felicidad para los pueblos indígenas

El estudio del ICTA-UAB, liderado por la Dra. Victoria Reyes- García, advierte que algunas políticas de desarrollo socioeconómico en los países del Sur, especialmente las que no están planeadas en línea con las formas de vida locales, pueden tener efectos negativos inesperados en el bienestar de sus pobladores.

Las acciones de desarrollo socioeconómico en las poblaciones rurales e indígenas de los países del Sur pueden tener efectos negativos en la felicidad y el bienestar humano de sus pobladores, quienes valoran aspectos como las relaciones sociales, la salud y el éxito en las actividades cotidianas de subsistencia por encima de los ingresos económicos.

Así lo constata una investigación del Institut de Ciència i Tecnologia Ambientals de la Universitat Autònoma de Barcelona (ICTA-UAB) liderada por la Dra. Victoria Reyes-García que analiza los factores que influyen en la felicidad de las comunidades rurales e indígenas. La investigación se ha llevado a cabo a partir del análisis de tres sociedades indígenas una en Borneo, una en la cuenca del Congo y una en la Amazonía.

Subvencionado con un importe de 1 millón de euros a través de una Starting Grant del Consejo Europeo de Investigación (en el Séptimo Programa Marco de la Unión Europea) concedida a Victoria Reyes-García, el proyecto ha analizado en profundidad estas tres sociedades indígenas durante cinco años para conocer su particular noción de la felicidad (como sinónimo de bienestar o satisfacción), un concepto estudiado hasta ahora principalmente desde la perspectiva occidental. En un momento en que la economía de mercado se está expandiendo entre las sociedades rurales, la investigación pretende conocer en qué medida la globalización y el acceso a los bienes de mercado afecta a la calidad de vida de las comunidades rurales e indígenas de los países del Sur.

Si bien los ingresos económicos son un factor valorado por los pueblos indígenas estudiados, éste queda relegado a una posición secundaria cuando se trata de evaluar su nivel de bienestar. Por el contrario, su felicidad se encuentra cimentada en actividades tales como pasar tiempo con la familia o recibir visitas, el éxito en las actividades de subsistencia como la caza, la pesca y la agricultura, y en su estado de salud. Los investigadores explican que “la relación entre ingresos y felicidad se trunca en cuanto los ingresos cubren las necesidades básicas, lo que se conoce como ‘punto de saciedad’. Más allá de este punto, aumentar el ingreso no genera más felicidad”, explica la Dra. Victoria Reyes-García, quien recuerda que la dedicación a actividades económicas reduce el tiempo que pueden dedicar a las actividades que les hacen felices, como la interacción social y las tareas de subsistencia.

Con el fin de cubrir las necesidades básicas –especialmente de personas con bajos niveles de ingresos-, los gobiernos invierten recursos en servicios sociales y programas de desarrollo, es decir, en programas que favorecen el aumento de los ingresos económicos, el acceso universal a la educación y a la asistencia sanitaria. Sin embargo estas iniciativas pueden llegar a tener impactos negativos en el bienestar de los grupos a las que van dirigidas, especialmente si estos programas no están diseñados respetando las formas de vida locales.

Por ejemplo, los programas de educación descontextualizados llevan a los jóvenes al abandono de las actividades tradicionales que les aportan un valioso conocimiento ambiental local (aprender a cazar, conocer las plantas y sus usos para la salud) con la consiguiente pérdida de habilidades para las labores de subsistencia, que son una de las principales fuentes de su felicidad. No se trata solamente de hacer que la educación esté al alcance de todos, sino que los sistemas educativos estén acoplados a las diferentes realidades culturales.

Otro de los resultados de este trabajo es que la desigualdad en el nivel de ingresos en una comunidad tiene efectos distintos en el bienestar de las personas que la desigualdad de ingresos en un país.  Mientras que las diferencias en los niveles de ingresos dentro de un mismo país pueden ser percibidas como una oportunidad de mejora social, las diferencias económicas dentro de una misma comunidad generan efectos negativos, como la envidia, que disminuyen el bienestar. Los investigadores enfatizan que “las políticas para aumentar el nivel de ingresos pueden tener consecuencias no deseadas sobre el bienestar si no se tiene en cuenta la forma en la que se distribuyen los ingresos”.

Como conclusión, los investigadores reconocen que, aunque la felicidad es un concepto valorado de forma universal, los factores que la determinan varían de una cultura a otra. Este estudio ofrece una mirada alternativa a este término que puede servir para informar políticas orientadas a la mejora del bienestar humano. Para el desarrollo del estudio, los investigadores vivieron integrados en las comunidades de los Punan Tubu (cazadores recolectores de Borneo, en Indonesia), los Baka (semi-nómadas de la cuenca del río Congo) y los Tsimane’ (recolectores-horticultores de la Amazonía boliviana).

Tras la finalización de este proyecto “La naturaleza adaptativa de la cultura. Análisis transcultural de los beneficios del conocimiento ambiental local en tres sociedades indígenas (LEK)”, los miembros del grupo han elaborado un informe completo con las principales conclusiones que puede ser consultado en castellano, inglés y francés.

Источник: 
http://www.uab.cat/web/sala-de-prensa/detalle-noticia-1345667994339.html?noticiaid=1345718487010